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Kikuyo: el pasto africano que invadió a América Latina

Si usted vive en una zona montañosa de clima frío, seguramente cree que este pasto es nativo. Acá le contamos la historia del kikuyo.

En muchos jardines de América Latina, el kikuyo (científicamente llamado Cenchrus clandestinus) es literalmente parte del paisaje.

Desde parques, jardines hasta canchas deportivas, este césped ha ganado un lugar preponderante en los espacios verdes en las regiones montañosas del trópico latinoamericano.

Sin embargo, este pasto llegó hacia apenas un siglo desde de otro continente.

Origen del pasto kikuyo

El kikuyo es una gramínea originaria de regiones montañosas del este africano (Congo, Uganda, Kenia y Etiopía) donde habitan las comunidades del mismo nombre.

Esta planta pertenece al género Pennisetum y fue descrita por primera vez en 1903 en el Anuario Real del Instituto Botánico de Roma.

Especialmente en partes de Sudáfrica, el kikuyo se introdujo como un alimento para el ganado por su rápido crecimiento y su alto contenido de proteína (15-27%).

Al ser una planta rastrera con tallos y brotes horizontales subterráneos (rizomas), crea capas muy densas que le permiten adaptarse muy bien a céspedes ornamentales, por lo que también empezó a ser utilizado intensamente en la jardinería.

Las flores del kikuyo son casi imposibles de distinguir. Foto: Forest & Kim Starr.

Distribución en múltiples países tropicales

Desde comienzos del Siglo XX, el kikuyo fue extendiendo sus raíces más allá de África encontrando condiciones favorables en otras partes del mundo.

Entre 1915 y 1918 fue introducido a Australia y a Estados Unidos, donde rápidamente se popularizó tanto para agricultura como jardinería.

A América Latina llegó un poco más tarde. De acuerdo a una fuente, este pasto llegó a Colombia en 1928 por medio del notable filólogo y pedagogo jesuita, Felix Restrepo, quien leyó de su existencia en el Times de Londres y pidió una muestra de semillas al autor del artículo.

En Perú fue introducido en la década de 1940 por el Ministerio de Agricultura, cuando buscaban mejorar las alternativas de forraje para ganado.

Rápidamente llegó a otros países del continente y hoy se extiende desde el sur de los Estados Unidos hasta Argentina.

El kikuyo logró destronar otros pastos nativos menos densos y resistentes, tanto en praderas para ganadería así como en jardines y espacios públicos. Hoy en muchos de nuestros países es el césped que sale naturalmente del suelo.

El kikuyo se estableció como el forraje dominante para la ganadería en climas fríos en varios países de América Latina. Foto: Johanna Peters

Kikuyo como gramínea invasora

La naturaleza resiliente de kikuyo fue beneficiosa en varios aspectos, pero presentó también su lado negativo al convertirse en una especie altamente invasora.

Su rápido crecimiento y densidad desplaza especies nativas, características que son reforzadas por una toxina que emiten sus hojas y que suprime otras plantas.

Esta dominancia ha alterado ecosistemas locales, afectando la biodiversidad y cambiando la dinámica de los paisajes naturales.

Esta especie tal vez se hubiera podido controlar apenas fue introducida, pero hoy en día es básicamente imposible hacerlo (existen algunos campos de golf que lo logran con significativas inversiones).

Las raíces del kikuyo pueden llegar hasta 3 metros de profundidad, sus rizomas pueden germinar casi en cualquier condición y sus semillas se mantienen intactas en el estiércol del ganado. Adicionalmente, esta planta no tiene problema en trepar encima de arbustos hasta suprimirlos completamente.

Actualmente, el Cenchrus clandestinus es considerada una especie invasora en casi todos los países en los que está presente (son muchos) y desde la década de los setenta es incluida en listas de las peores malezas del mundo.

De acuerdo a Mongabay, esta planta ha impactado negativamente tanto plantas como fauna nativa, donde hasta las vicuñas del Perú se han visto afectadas por enfermedades que el kikuyo les transmite.

En Colombia, es el forraje más utilizado en climas fríos y la mayoría de las personas desconocen que es un pasto introducido. Igual sucede en Perú y Ecuador donde proliferan regiones de más de 2000 metros sobre el mar, con altos índices de lluvia y tierras fértiles.

El kikuyo es una planta sensible a pocas cosas, pero no tolera cuatro condiciones:

  • Sombra
  • Encharamientos
  • Sequías
  • Tierras degradadas

Estas condiciones adversas pueden ser parte de los mecanismos usados para poder manejar un poco este viajero del Africa en nuestros paisajes silvestres. Adicionalmente, varios biólogos están investigando usar insectos para detener la su expansión de manera natural.

El kikuyo, como todas las plantas invasoras, son especies increíbles en términos de adaptabilidad, velocidad y resiliencia. Nunca deja de sorprender de donde vuelve a germinar o los espacios extraños que logra habitar. En ese sentido, es una super planta.

Hoy ya no es viable pensar en eliminar la presencia de este pasto en América, por lo que hay que buscar manejarlo y adaptarse también a la realidad de que es y será dominante en muchas zonas en nuestro continente.

Si quiere leer más sobre especies invasoras que no debe sembrar, le recomendamos este artículo.

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