Los conceptos introducidos por Gertrude Jekyll en el paisajismo pueden ayudarle a diseñar o enriquecer su espacio verde para que combine tanto estructura permanente con plantaciones muy naturales.
Nacida en 1843, Jekyll puede er un nombre poco familiar para muchos, pero tras más de 90 años de su muerte, sigue siendo una figura icónica del paisajismo británico y una de las mentes más influyentes en el diseño de jardines del siglo XX.
A pesar de comenzar su carrera como paisajista pasados los cuarenta, sus problemas de visión la forzaron abandonar la pintura, su legado perdura como un testimonio de cómo el arte puede enriquecer y hacer parte integral del paisajismo.
Aun sin haber aprendido jardinería o paisajismo formalmente, Jekyll diseñó más de 400 jardines en Europa y Estados Unidos.
Fue una mujer tremendamente activa hasta el final. Sus jardines, libros y artículos dejaron una huella indeleble en un campo donde las mujeres en el Siglo XIX y principios del XX tenían pocas oportunidades profesionales para destacar.
Una artista que encontró su lienzo en la naturaleza
Formada como artista plástica (algo poco común en su época), Jekyll tuvo que abandonar la pintura, los bordados y la escultura debido a una aguda y continua miopía.
Sin embargo, trasladó su sensibilidad artística al mundo del paisajismo, donde su habilidad para combinar colores, texturas y formas le permitió sobresalir. Su enfoque integraba plantaciones que simulaban lo silvestre enmarcadas por estructuras geométricas cuidadosamente diseñadas.
El resultado era una armonía entre la naturalidad y la estructura que evocaba la belleza de los cuadros impresionistas.
Jekyll aplicaba principios artísticos como el contraste y la perspectiva en sus jardines. Sus combinaciones tenían en cuenta la teoría de colores y el ciclo de las estaciones, asegurando un espectáculo visual continuo.
Además, fue pionera en el uso de texturas y alturas para crear profundidad, haciendo que sus jardines parecieran naturales pero partiendo de un sistema de siembra organizado.
Una heroína del paisajismo en tiempos de cambio
En la época de Jekyll -1824 al año 1932- pocas mujeres lograban destacar profesionalmente en campos dominados por hombres. Sin embargo, Jekyll no solo se abrió camino, sino que también redefinió el concepto de jardinería que en esa época estaba saturada de la rigidez del estilo victoriano.
Participó en al menos 100 proyectos con el arquitecto Edwin Lutyens, con quien creó jardines que complementaban las líneas arquitectónicas de las construcciones.
Su influencia fue tal que contribuyó a popularizar el «bordura de flores mixtas» (mixed flower border) en Inglaterra, un estilo que combinaba plantaciones perennes y anuales para lograr un efecto silvestre pero refinado.
Jekyll también fue una escritora prolífica, publicando más de 15 libros y unos mil artículos en los que compartía su filosofía de la jardinería como una extensión del entorno natural y la arquitectura.
Aprender de jardinería de un ícono
A pesar de los avances en tecnología y herramientas de jardinería, las lecciones de Gertrude Jekyll siguen siendo relevantes. Aquí hay algunas ideas clave para aprender de esta mujer que a veces llamaban «la reina Victoria» de la jardinería:
- Planificación del color y la textura: Jekyll enfatizaba la importancia de considerar el color y la textura de las plantas para crear efectos visuales impactantes. Por ejemplo, combinar flores de tonos rojos y púrpura para generar contrastes que atraiga la atención.
- Diseñar con las estaciones en mente: Jekyll diseñaba jardines que florecían de manera escalonada, asegurando que siempre hubiera algo en flor durante todo el año. Esto se logra seleccionando especies que tengan diferentes épocas de floración.
- Mezcla de estructura y espontaneidad: Sus jardines equilibraban elementos estructurados como setos recortados y senderos geométricos con plantaciones más informales. Este equilibrio permite que el jardín mantenga un orden con espacios exuberantes que transmiten una sensación naturalista.
- Adaptarse al entorno local: Jekyll creía firmemente en trabajar con el paisaje natural en lugar de imponerle un diseño ajeno. Esto incluye seleccionar plantas nativas o adecuadas al clima y las condiciones del suelo.
- El jardín como una extensión del hogar: Sus diseños estaban pensados para complementar la arquitectura de las viviendas, creando espacios que se sentían como una ampliación natural del hogar.
Un legado que no se vence
El trabajo de Gertrude Jekyll sigue siendo un ejemplo de cómo la jardinería puede ser una forma de arte que transforma espacios y toca emociones.
Su capacidad para mezclar lo silvestre con lo estructurado ha permitido a jardineros en todo el mundo de encontrar un estilo que es a prueba de tiempo y modas.
Hoy se habla mucho del estilo naturalista (liderado en gran parte por Piet Oudolf) que busca crear paisajes que imitan la estética de los ecosistemas silvestres. Esta tendencia es menos sencilla de emular y por eso al querer aprender de jardinería, el estilo de Gertrude Jekyll se convierte en un puente idóneo para lograr espacios que resuenan con la tendencia naturalista de hoy, pero permitiendo mantener una estructura.
Por eso, Jekyll sigue siendo una maestra para cualquier jardinero.