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Los 6 Árboles Nativos Más Bellos de Sur América

Nuestra región contiene el 40% de los árboles del mundo. No se quede sin conocer por lo menos estos 6.
Jacarandas en el DF

Sur América está bendecida por una diversidad de arbórea imponente. De acuerdo a estudios, somos «el continente con más especies conocidas de árboles: alrededor del 40 % del total mundial«.

En esa diversidad es importante resaltar y fomentar la siembra de especies nativas, ya que durante siglos hemos tendido a traes especies extranjeras que embellecen nuestros jardines, parques y espacios públicos pero pueden eventualmente traer o ser víctimas de plagas (como en el caso de los urapanes asiáticos en Bogotá o los arces en Santiago de Chile).

No es un tema menor el de promover la siembra y el conocimiento de nuestros árboles nativos, ya que «las especies exóticas invasoras son uno de los cinco principales impulsores de la pérdida de biodiversidad, junto con los cambios en el uso de la tierra y del mar, la explotación directa de los organismos, el cambio climático y la contaminación, e incluso aumentan los incendios forestales«.

Por eso, presentamos acá 6 árboles nativos emblemáticos de nuestra región. Cada uno de estos es un bastión de la ecología suramericana que debemos proteger y promover.

Este es apenas un abrebocas que evidencia la belleza y variedad nativa de nuestros árboles que esperamos sirva para invitarlo a sembrarlos si son nativos en su país o región.

1. Jacaranda

Uno de los árboles nativos suramericanos más bellos, la Jacaranda. Crédito: Unsplash

No hay forma de que la Jacaranda – un género con más de 50 especies americanas- no sea el primer árbol mencionado en esta lista. La Jacaranda, particularmente la especie mimosifolia, es famosa por su espectacular floración en tonos lilas y morados, que tiñe cientos de paisajes urbanos y rurales.

Puede alcanzar hasta 30 metros de altura y es habitual encontrarlas en vías y parques de clima cálido a templado desde la Argentina hasta México.

Sus flores son no solo una explosión de color, sino también un importante alimento para abejas y otros polarizadores.

En algunos países se le conoce como Gualanday o Tarco. La palabra Jacaranda viene del guaraní y significa algo de buen olor.

2. Araucaria

Vista entre Araucarias del volcán Llaima en el Parque Conguillio. Crédito: Alexis González

La Araucaria es un género de coníferas -que tienen hojas persistentes y sus frutos son conos- originario del hemisferio sur. En Sur América son nativas varias especies como la Aracauria araucana (o Pehuén) que es un árbol de porte majestuoso, originario de Chile y Argentina. Esta especie puede superar los 50 metros de altura y se distingue por su silueta piramidal y su piel escamosa. Su resistencia al frío es alta, lo que la hace una pieza central de los paisajes andinos y subantárticos.

Otra especie imponente por su particular forma radial, es la Araucaria angustifolia originaría de zonas del Brasil que se puede encontrar en diversos climas fríos en toda América Latina.

3. Ceiba speciosa

Ceiba speciosa with florecida. Crédito: Marianogueira

La Ceiba speciosa, conocida también como Palo Borracho y varios nombres más, es una especie nativa de las regiones semiáridas de Brasil, Argentina y Paraguay. Su tronco tiene espinas y se ensancha en la base por lo que se asemeja a una botella. Al superar los 20 metros y producir una gran cantidad de flores rosadas, esta especie de Ceiba genera un impacto visual particular.

Sus frutos producen una «lana» que se usaba como relleno de colchones, almohadas y hasta salvavidas en el pasado.

Más allá de su valor ornamental, es una especie clave para el ecosistema debido a su capacidad para almacenar agua.

4. Guayacán amarillo

Guayacán Amarillo floreciendo en Brasília. Crédito: Evelynne Gubert

El Guayacán amarillo, (científicamente Tabebuia chrysantha) es un espectáculo visual cuando florece, vistiendo sus ramas de un dorado resplandeciente. Es un árbol típico de las regiones áridas y semiáridas trópicas de México hasta Colombia y Venezuela, donde es árbol nacional.

Con numerosos nombres locales como araguaney, cortés amarillo, guayacán, zapatillo, ahan-ché y cañahuate, no solo aporta belleza cuando florece, sino que tiene propiedades medicinales antiinflamatorias y antibacterianas reconocidas.

Alcanza alturas que rondan los 20 metros y se adapta a diferentes tipos de suelos. Su floración es muy intensa y casi siempre se da de manera simultánea en todos los árboles de una misma región, generando manchas de color amarillo de alto impacto.

5. Maquilishuat

Flores del Maquilishuat o Guayacán Rosado. Crédito: Vichai

El Maquilishuat (Tabebuia rosea), también conocido como el Roble de Sabana o Guayacán Rosado es un árbol nativo de Centroamérica que se dispersa hasta hasta Perú, Colombia y Venezuela. Su nombre proviene de la lengua indígena náhuat que significa hoja dividida en cinco partes.

Su tamaño de hasta 20 metros y potente floración rosada lo hace particularmente conocido en las zonas cálidas de la región. En El Salvador es símbolo nacional, al igual que en numerosas ciudades y regiones de América Latina.

Sus flores atraen a una variedad de fauna silvestre, contribuyendo a la biodiversidad. Igualmente es apreciado por su rápida tasa de crecimiento y su tolerancia a diversas condiciones climáticas y de suelos.

6. Palma de Cera (Ceroxylon quindiuense)

Palmas de Cera en el Valle de Cocora en Colombia. Crédito: Reisegraf

La Ceroxylon quindiuense, aunque técnicamente no está dentro de la categoría de árbol, merece ser incluida en este listado. Esto porque desde 1985 es el árbol emblema de Colombia y es la palma más alta de su tipo en el mundo alcanzando alturas entre 60 y 80 metros. Es un símbolo de resiliencia al poder llegar a vivir 200 años en condiciones climáticas poco comunes para las palmas, como lo son las montañas de la cordillera andina colombiana a más de 2500 msnm .

La Palma de Cera fue «descubierta» por Alexander von Humboldt en Colombia en 1801 durante sus viajes por América del Sur.

Esta especie es esencial para el ecosistema de la región andina, sirviendo de hogar a numerosas especies de aves, incluido el loro orejiamarillo en peligro de extinción.

Optar por especies nativas

Estos son solo unos pocos ejemplos de la inmensa diversidad existente en Sur América pero evidencian que no sólo aportan características estéticas y funcionales a nuestros entornos, sino que deben ser parte esencial en construcción de la identidad suramericana.

Su promoción y preservación contribuyen al bienestar de nuestras ciudades y a la conservación de ecosistemas saludables.

Conocerlos es el primer paso para crear una consciencia sobre la importancia de cuidar nuestras especies nativas y optar siempre, cuando sea posible, por incorporar estas en nuestros espacios verdes.

¿Tiene otras especies nativas de árboles para sugerirnos? Escríbanos.

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