El mantenimiento de una orquídea es más sencillo de lo que cree.
Las orquídeas son una de las plantas más reconocidas y apreciadas en el mundo y es probable que esté leyendo este texto porque compró o recibió un ejemplar de esta inmensa familia de plantas. Su larga floración las ha catapultado como planta de interior común en todos los rincones del mundo, pero para muchos su cuidado resulta una experiencia frustrante ya que pueden ser un poco mañosas.
Mi primera planta de interior fue una orquídea y por mi culpa tuvo una existencia bastante breve. Las orquídeas que le siguieron no murieron, pero no volvían a florecer y así terminaban en la basura. Tuve que tomarme el tiempo y empezar a aprender de su cuidado. Hoy mis orquídeas florecen por mucho tiempo y felizmente lo vuelven a hacer.
Para ahorrarle ese frustrante recorrido y algunas horas de aprendizaje en internet, he resumido 5 consejos para mantener su orquídea viva, sana y volviendo a florecer reiteradamente.
Conozca el hábitat natural de la orquídea
¿Sabía que las orquídeas crecen en una gran variedad de lugares del mundo, desde selvas tropicales hasta desiertos? Con una gama de hábitats tan diversa, es esencial familiarizarse con el entorno específico en el que su especie de orquídea se desarrolla de forma natural. Por ejemplo, muchas de las orquídeas más apreciadas para el cultivo doméstico son epífitas, conocidas por su estilo de vida arbóreo lo que significa mucha circulación de aire alrededor de sus raíces.
Para recrear estas condiciones en su propia casa, piense en el tipo de maceta que utiliza para su orquídea. Elija una que ofrezca buen drenaje y suficiente aireación: la clave para que las raíces estén sanas y respiren libremente.
Regular la luz, la temperatura y la humedad
A las orquídeas les encanta la luz solar pero de manera indirecta. Una ventana orientada al este podría ser el nuevo lugar favorito de sus orquídeas. Pero tenga cuidado con el sol abrasador del mediodía, ya que puede provocar quemaduras en sus delicadas hojas.
Piense en mantener un clima tibio: ni demasiado calor, ni demasiado frío ya que la mayoría de las orquídeas disfrutan de una temperatura diurna de entre 18 y 26 °C y de una temperatura nocturna más fresca de entre 15 y 21 °C. Este ligero descenso de la temperatura imita el hábitat natural de las orquídeas y es el secreto para inducir la floración.
¿Su casa es demasiado seca? Las orquídeas prosperan con niveles de humedad de entre el 40 y el 70%. Para conseguirlo, ubique un humidificador cerca o utilice una bandeja de humedad. Esta es muy fácil de crear: cubra u bandeja o plato poco profundo con piedras y agua. Ubique la maceta de orquídeas encima, procurando que no esté directamente en el agua. A medida que el agua se evapora, se crea un microclima húmedo que recreaban selva tropical.
Ver las raíces de su orquídea es un elemento clave para su salud y para que usted sepa si la planta está bien. Cuando examine las raíces aéreas de una orquídea, busque un tinte verdoso en las puntas: esto indica fotosíntesis activa y buena salud en general.
Le puede interesar ¿Qué tipo de materas son mejores para su hogar?
Regar y abonar en la dosis adecuada
Como a Ricitos de Oro, a las orquídeas no les gusta ni mucha ni poca agua; ¡les gusta lo justo! Un riego semanal suele ser perfecto, dejando que el sustrato se seque entre medias, pero siempre hay que comprobar la tierra y adaptarla a la temperatura ambiente y al tipo de orquídea. La mayoría de las orquídeas están acostumbradas al hambre y la fiesta de la selva tropical; prefieren estar demasiado secas que demasiado empapadas. De hecho, regarlas en exceso es una forma rápida de acabar con ellas.
Hablemos ahora de la alimentación. Lo más eficaz es utilizar abono líquido y diluirlo en un pulverizador. Lo ideal es una vez a la semana entre las 6 y las 9 de la mañana, lo que permite una absorción completa y las mantendrá contentas. Cuando descansen de la floración, puede reducirse a ser quincenal. Estas son consideraciones ideales para fomentar la floración y en un entorno natural prosperan en condiciones muy adversas.
Trasplante de orquídeas: Cuándo y cómo
Del mismo modo que nosotros de vez en cuando necesitamos renovar nuestro vestuario, las orquídeas necesitan un cambio de maceta cada par de años. ¿Por qué? Por varias razones. Puede que el sustrato de la maceta se haya desintegrado con el tiempo, que la orquídea haya crecido más que su maceta actual o que simplemente no se sienta bien en su hogar actual.
Empiece por elegir una maceta un poco más grande que la actual. A las orquídeas les gusta sentirse un poco apretadas, y una maceta muy grande puede agobiarlas y provocar un exceso de riego.
En cuanto a la mezcla de sustratos para macetas, ¿recuerda nuestra charla anterior sobre el hábitat natural de las orquídeas? A las orquídeas epífitas les encanta adherir sus raíces a la corteza de los árboles. Por eso hay que buscar un sustrato especial para orquídeas que reproduzca este entorno, a partir de corteza, piedras, carbón y otros materiales aireados.
Una vez que tengas su macetero y la mezcla de sustrato lista, retire con cuidado la orquídea de su matera actual. Compruebe que la mayoría de sus
raíces estén firmes y de color verde claro. Si encuentra alguna oscura, blanda o arrugada, recórtela con cuidado.
A continuación, coloque la orquídea en su nuevo hogar, extendiendo las raíces. Rellénela con la mezcla para macetas que haya elegido, pero resista la tentación de apretarla con demasiada fuerza. A las raíces de las orquídeas les encanta respirar.
Vigile las plagas y enfermedades
Por desgracia, incluso en la comodidad de nuestros hogares, las orquídeas pueden recibir la visita de pequeños intrusos como cochinillas o ácaros. Las infecciones fúngicas y bacterianas también pueden suponer una amenaza para sus hermosas flores y hojas.
¿Qué signos hay que tener en cuenta? Hojas amarillentas, flores marchitas o caídas, o un residuo pegajoso en la planta o en superficies cercanas pueden indicar que hay un problema. Detectar estas señales a tiempo puede marcar la diferencia entre un pequeño contratiempo y un problema grave.
Si sospecha que hay una infestación o infección, retire con cuidado las zonas afectadas y trate la planta como corresponda. Muchas plagas comunes de las orquídeas pueden tratarse con jabones insecticidas o aceite de neem, mientras que los aerosoles antifúngicos pueden ayudar a combatir las infecciones de hongos. Pero recuerde ser cuidadoso y no afectar la planta con tratamientos demasiado fuertes.
Lo mejor es mantener los ojos bien abiertos, investigar el posible origen, preguntar y actuar al primer síntoma de problemas.
Para contenidos sobre cómo cuidar orquídeas puede interesarle: https://almadelbosque.com